funcionalismo
Funcionalismo, en arquitectura, es el principio por el cual la forma de los edificios solo debe ser la expresión de su uso o función. Pero esta formulación no es tan obvia y genera controversia dentro de la profesión, especialmente en relación con el Movimiento Moderno. Su influencia fue particularmente notable en los Países Bajos, la Unión Soviética, Alemania y Checoslovaquia.
Los orígenes del funcionalismo arquitectónico se pueden remontar al arquitecto romano Vitruvio, donde la tríada: utilitas (comodidad o utilidad) va de la mano de venustas (belleza) y de firmitas (solidez), como una de las tres metas de la arquitectura clásica
En los primeros años del siglo XX, el arquitecto de la Escuela de Chicago Louis Sullivan popularizó el lema la forma sigue siempre a la función para recoger su creencia de que el tamaño de un edificio, la masa, la distribución del espacio y otras características deben decidirse solamente por la función de este. Esto implica que si se satisfacen los aspectos funcionales, la belleza arquitectónica surgirá de forma natural.
Sin embargo, el credo de Sullivan se ve a menudo como irónico a la luz del extensivo uso que hace de intrincados ornamentos, en contra de la creencia común entre los arquitectos funcionalistas de que los ornamentos no tienen ninguna función. El credo tampoco aclara a que funciones se refiere. El arquitecto de un edificio de viviendas, por ejemplo, puede fácilmente estar en desacuerdo con los propietarios de las mismas sobre lo que el edificio debería parecer, y ambos también en desacuerdo con futuros arrendatarios. Sin embargo, el concepto de que “la forma sigue a la función” expresa una idea significativa y duradera.
características de la arquitectura funcionalista
El funcionalismo en arquitectura tiene como principal objetivo diseñar de acuerdo con la función final del edificio que se va a construir. Por ello, la ornamentación tiene un papel secundario y los elementos de decoración tienden a ser sobrios y abstractos, fusionando el mobiliario con las paredes y utilizando la iluminación indirecta en lugar de la iluminación llamativa.
Destaca por incorporar nuevos materiales, como el hierro, el concreto y el vidrio, para crear diferentes maneras y volúmenes.
Al centrarse en los propósitos de los habitantes y las comunidades, estas construcciones tienen un fuerte sentido social. En consecuencia, al aplicar este concepto, se empiezan a considerar otros factores, como la salud y el bienestar.
La funcionalidad es uno de los principios básicos que utilizamos en el diseño de nuestras construcciones, ya que pensamos que cumpliendo óptimamente los requisitos del proyecto, la estética surgirá de manera natural.
La arquitectura funcionalista, nació a finales del siglo XIX y principios del XX. Esta se caracterizó por no utilizar la ornamentación y, en la mayor parte de las obras, prescindir del muro como una estructura.
Uno de los rasgos más importantes de la arquitectura funcional es la búsqueda de espacios abiertos. La robustez y la resistencia de los materiales utilizados permiten que se eliminen los muros estructurales también los espacios amplios permiten la creación de grandes entradas de luz.
De acuerdo con los criterios de Le Corbusier, uno de los mayores exponentes de esta moda, los principios de la arquitectura funcionalista son:
Columnas: Se usan como pilares para crear lugares abiertos que puedan ser utilizados por la comunidad.
Terraza: Consigue mantener las condiciones de aislamiento térmico y transforma el patio interior en una zona de recreo.
Planta abierta: Gracias al concreto, los muros de carga se vuelven innecesarios, lo que libera al espacio de las limitaciones estructurales.
Ventanas longitudinales: La liberación de los muros exteriores hace que las ventanas puedan abarcar toda la anchura del edificio, aumentando la relación con el exterior
Villa Savoye, Le Corbusier, Funcionalismo
La Villa Savoye es una de las obras arquitectónicas que transformó la concepción de la Arquitectura y del pensamiento arquitectónico en el siglo XX. En esta vivienda, el maestro Charles Édouard Jeanneret, conocido mundialmente por su legendario apodo Le Corbusier plasma lo que sería la definición material de “Los 5 puntos de la Arquitectura”.
La Villa Savoye se construye en la localidad de Poissy, a menos de una hora de viaje de la cosmopolita ciudad de París. Poissy se caracteriza por largas calles de parcelas ajardinadas con viviendas unifamiliares. La Villa Savoye se ubica en una de estas parcelas situada más próxima a la Naturaleza que a la Urbanización con vistas al valle del Sena.
La vivienda se terminó en 1929 y fue habitada por sus dueños durante un corto espacio de tiempo, debido a la invasión alemana de Francia en 1940. Actualmente es una “casa-museo”, dedicada a la vida y obra de Le Corbusier y mantenida por la sociedad pública Monuments of France. La Villa Savoye recibe miles de visitas al año, principalmente de Arquitectos y de Estudiantes.
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